El
sonoro trompeteo de las grullas alborota desde hace días los
cielos castellanomanchegos, donde la observación de estas grandes aves,
que llegan a sus cuarteles de invernada procedentes de países tan
distantes como Noruega, Suecia, Alemania, Finlandia, Polonia, países
bálticos y oeste de Rusia, se ha convertido en un reclamo ornitológico.
Una muestra son los visitantes que acuden a los parques nacionales de
Cabañeros y
Las Tablas de Daimiel,
en la provincia de Ciudad Real, lugares que desde hace unas semanas
están recibiendo miles de grullas que llegan para pasar el invierno
huyendo de los gélidos fríos del norte de Europa.
Las posibilidades que brinda la
Grulla común (Grus grus) de poder ser identificada con facilidad por su característico vuelo en forma de uve, por su gran envergadura -
supera el metro de altura-, por su vistoso plumaje gris, y
por el escandaloso sonido que emite, la hacen ser centro de atención de quienes eligen disfrutar de la naturaleza, ya sean conocedores o no del mundo de las aves.
Cabañeros y
Las Tablas de Daimiel son unos de los muchos
lugares de invernada que eligen las grullas, que también encuentran
acomodo en otras zonas de Castilla-La Mancha donde obtienen el abundante
alimento que necesitan.
La población invernante castellanomanchega de grullas, con
27.500 individuos, representa
el 18%
del total de las Grullas que llegan a la Península Ibérica, según los
datos de los censos elaborados por la Sociedad Española de Ornitología
(SEO-BirdLife) de los que son autores Javier Prieta y Juan Carlos del
Moral.
Los datos de este censo pusieron de manifiesto que
Extremadura, con 80.000 grullas, es la comunidad autónoma que recibe mayor número con un 53% de la población invernal total.
Castilla-La Mancha se situó en segundo lugar de preferencia de invernada
de estas aves por delante de Aragón, que con un 16 por ciento y 24.350
ejemplares es el tercer lugar que acoge mayor número de ejemplares, por
delante de Andalucía con 14.700 y el 10 por ciento de la población y,
Castilla y León con 5.000 y el 3 por ciento de las grullas invernantes.
La calidez y el resguardo que le ofrecen las dehesas y las zonas húmedas
llevan a estas aves a recorrer más de 2.500 kilómetros de distancia
cada año, con el fin de aprovechar la seguridad y el alimento que les
ofrecen estos lugares.
En los encinares encuentra
la bellota caída, que es uno de sus alimentos preferidos,
como también lo son los bulbos, las semillas, los brotes, los
invertebrados, o los restos del maíz que han quedado en los maizales ya
cosechado.
El avistamiento de las grullas es posible durante la mayor parte del día
en las áreas que utilizan como comederos, si bien suele ser mucho más
sencillo cuando llegan a ellas al despuntar las primeras luces del día.
También
es fácil observarlas durante las puestas de sol, cuando
abandonan los lugares donde se alimentan y emprenden viaje hacia los
humedales donde encuentran un seguro refugio donde pasar las noches.
Para poder observar las grullas y disfrutar de sus elegantes movimientos
pausados y reposados, es aconsejable ayudarse de los prismáticos, que
garantizan siempre una mejor localización de las aves.
También es recomendable mantener en estos espacios naturales el silencio
y evitar tratar de acercarse a las aves para no incomodarlas ni
molestarlas, con el fin de que no se muestren huidizas.
07.11.10 Agencia EFE Por Aníbal de la Beldad
ACTIVIDADES APTAS PARA LA OBSERVACIÓN DE GRULLAS
LAS TABLAS DE DAIMIEL (Parque Nacional) Observación de Grullas
Durante los
meses de invierno, se acercan hasta el Parque
Nacional Tablas de Daimiel miles de estos indivíduos, que vienen desde
el norte de Europa. La llegada en los atardeceres, a las Tablas de
Daimiel se convierte en
todo un espectáculo.
CABAÑEROS (Parque Nacional) Nueva visita guiada 4x4 a la Raña de Cabañeros (Turno de atardecer)
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vehículos todo terreno y acompañado por un guía interprete. Un recorrido en el
interior del Parque Nacional, recorriendo la Raña de Santiago, conocida como el Serengueti Español.